En opinión de Jesús Michel Narváez
La mentira de Svarch
Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
El influyente -y vaya que lo es- The New York Time publicó un reportaje sobre cómo se “cocina” el fentanilo en México, específicamente, en Sinaloa. Las reporteras Paulina Villegas y Natalie Kitroeff, pasaron meses en la investigación y lograron lo que las autoridades no: observar cómo se produce la letal droga. Documentado con fotografías, videos y audios, el reportaje desató la ira de la presidenta mexicana, quien en primera instancia señaló: “es poco creíble” la información. El rotativo respondió y defendió a sus periodistas y se armó la grande.
Según los “expertos” de Marina, teniente Juana Peñaloza, de la Semar y Alejandro Svarch, director del IMSS-Bienestar, es “imposible” producir fentanilo como se presenta en el reportaje.
Peñaloza, “explica”, de manera “científica” lo siguiente: (…) los procesos de síntesis de fentanilo requieren un control estricto de condiciones y equipamiento especializado.
“Si hubiera sido fentanilo lo que estaban produciendo, el operador habría caído fulminado en segundos debido a los vapores tóxicos”, Además, señaló la falta de mención en el reportaje de los precursores químicos utilizados, lo que debilita la credibilidad del relato”.
Por su parte, el médico cirujano -no científico- Alejandro Svarch, tiene 13 años trabajando en el sector salud. Durante la pandemia de Covid-19, ganó reconocimiento al ser designado como el responsable de capacitar a los médicos especialistas en la atención del coronavirus.
Afirma: (…) ‘‘Esto explica que inexorablemente exista un laboratorio donde se puedan controlar las condiciones de exposición, donde existan equipos especializados donde se pueda realizan la síntesis química y con sistemas de ventilación profesionales, no una cocina doméstica, como muestra el reportaje; no es posible hacer fentanilo como lo muestran en la nota’ ‘.
Quizá falta de información o la fabricación de imágenes y comunicados falsos de las Secretarías de la Defensa Nacional y de Marina.
Revisar la galería informativa -gráficos- de ambas dependencias, sería suficiente para que los “expertos” conocieran cómo son los laboratorios clandestinos, por supuesto, en donde los narcotraficantes sinaloenses -se ignora si también están los del JNG- fabrican o producen, como usted quiera llamarles, la letal droga.
A la presidenta mexicana, coloquialmente se diría, la empinaron sus “expertos”.
Por lo menos eso se desprendería de las afirmaciones de los “invitados” para refutar el reportaje del NYT.
Si las afirmaciones de Peñaloza y Svarch tienen sustento, entonces las fuerzas castrenses del pasado gobierno y el presente, mienten. Engañan y se burlan de medio mundo, no solamente de los mexicanos sino de los estadounidenses, al parecer los mayores consumidores de fentanilo. Los reportes oficiales del gobierno de Washington han informado que por lo menos 100 mil adictos mueren anualmente a causa del efecto de la letal droga.
O bien, el rotativo avaló un trabajo periodístico de investigación sin corroborarlo y sin tener las pruebas que exige la ética y el profesionalismo de quienes laboran en el periódico.
En el análisis tiene más credibilidad el trabajo periodístico que las opiniones de los dos expertos presentados: la química analista -así fue presentada- Juana Peñaloza y del médico cirujano capacitador de doctores durante la pandemia, Alejandro Svarch.
Es una oportunidad para saber si el gobierno, es decir, la presidenta Sheinbaum admite equivocaciones o se mantiene en la mentira y de paso desmiente el trabajo realizado por el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional.
Aceptar errores engrandece a los gobernantes. Mantenerse en una postura sin sustento, marca al gobierno impositivo.
Se dice al inicio de esta entrega: el influyente y vaya que lo es, queda demostrado con la reacción de a quien el “pueblo bueno” le depositó la confianza.
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