En Opinión De...

   En opinión de Alberto Woolrich Ortíz  
 La supremacía del pueblo  

Una ancestra historia jurídica nacional nos adoctrinó a los abogados diciendo: que la voluntad general del gobierno se expresa siempre en la ley.  La ley por consecuencia no es pues dictada por la autoridad o gobernanza. El soberano que la promulgó en México es decidida y perpetuamente “el pueblo”, constituido por la totalidad de los ciudadanos, opositores o nó. El pueblo sometido a las leyes de ser autor”, así lo mandató nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. 

La voluntad del pueblo no es la voluntad del Poder Ejecutivo o el Poder Legislativo, es la voluntad del Pacto Federal. Las autoridades o gobernantes no son unos mandatarios de la Supremacía del pueblo, por consecuencia lógica jurídica, esos mandos o representantes son los encargados de cumplir el orden constitucional, la función en una buena y no arbitraria o indolente gobernanza es transmitir y cumplir las órdenes recibidas por la Carta de Carranza y ejecutarlas de manera fiel. Salus populis suprema lex est.

La Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, **** al pensamiento de nuestros ilustres catedráticos universitarios como Néstor de Buen Lozano, Ignacio Burgoa Orihuela, Ricardo Franco Guzmán, Fernando Castellanos Tena, Salvador Mondragón Guerra y varios más, los siervos de la Nación, funcionarios del gobierno, autoridades o como se les llame solo deben de mandatar obedeciendo ciegamente a nuestro Pacto Federal. 

En ese orden de conceptos el Poder Ejecutivo Federal no tiene poder por sí mismo, esa gobernanza es la intermediaria entre el pueblo y la ley a la que debe de obedecer. Esa ley obliga a pueblo y autoridad a cumplir.

Por tanto, el Poder Ejecutivo Federal, hoy representado por Claudia Sheinbaum Pardo solo debe de guiarse por la voluntad general del pueblo, sea éste opositor ideológico o nó e impedir que se oponga cualquier interés político como es el so del pensar de la Cuarta Transformación de la República, en su aprobada y reprobada Reforma Judicial.

Si fuera el remoto caso que la Primer Magistrada de la Nación tuviera una voluntad política opuesta a la de la supremacía del pueblo, tendría ella la insana pretensión de sustituir a la voluntad del pueblo, la cual incluye a jueces, magistrados, ministros y litigantes, por la fuerza de la sinrazón entonces México perdería. 

Es cuánto.

Lic. Alberto Woolrich Ortíz. 

Presidente de la Academia de Derecho Penal 

del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C..

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