En opinión de Simón Vargas Aguilar
Madres, pilares en la vida

In principio erat Verbum©

Simón Vargas Aguilar©*

“Una mamá sabe lo que es importante para que un hijo camine bien en la vida, y no lo ha aprendido en los libros, sino que lo aprendió de su corazón.” 

Papa Francisco

Hace poco leí: “Dicen que lo primero que oímos en el útero son los latidos del corazón materno […]” recordé lo intrincado, pero maravilloso e impresionante del vínculo que desarrollamos con nuestra madre. Es de ella y a través de su criterio que aprendemos a percibir el mundo, que extraemos conceptos, que deducimos sentimientos y que incluso cuestionamos y exploramos toda una nueva realidad desconocida para nosotros.

Es cierto que con el paso de los años nuestra perspectiva se transforma y comenzamos a alejarnos de algunas de las ideas inculcadas, y comienza un arduo proceso de introspección, sin embargo, es innegable que la presencia de nuestra madre siempre será un parteaguas y un referente, que su amor, su paciencia y compasión nos permitirán amar al prójimo de una manera más benevolente.

Mañana se realiza una de las conmemoraciones más significativas en nuestro país; la cual nos brinda la oportunidad de pasar un tiempo a su lado, de retornar a aquel abrazo cálido que siempre nos brindará un momento de calma en una vida cada vez más tempestiva o de alguna manera agradecer por todo aquello que han hecho por nosotros.

Aunque desearíamos que todo fuera alentador y si bien desde hace varias décadas las instituciones públicas y privadas realizan una labor sustancial al celebrar festivales o incluso a pesar de no ser “feriado” otorgarlo, los pendientes en materia de paridad de género aún son significativos.

Por ejemplo, en nuestro país, uno de los temas que deben ser considerados es la desigualdad salarial, de acuerdo con datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) hasta 2022 la brecha de ingresos era de 14%, es decir, por cada 100 pesos que recibe un hombre en promedio por su trabajo al mes, una mujer recibe 86 pesos.

Algunas de las razones analizadas son: 1) la designación de las mujeres en puestos en los que difícilmente alcanzan gerencias o direcciones, sobre todo por la falta de flexibilidad en horarios, 2) los estereotipos de género, los cuales implican que tengan menos ambiciones y 3) el que las mujeres dedican más del doble de tiempo que los hombres a actividades no remuneradas, por lo que tienen menos tiempo disponible para trabajar por un ingreso; entre otras muchas.

En información del INEGI, se menciona que de los 38 millones de mujeres de 12 años y más que eran madres, el 47% estaban casadas, la quinta parte vivían con su pareja en unión libre, 12% eran viudas y 11% solteras; pero además, se informó que en este último segmento el 23% contaba con primaria o secundaria incompletas. 

Tristemente, no sólo queda labor pendiente con respecto a temas de igualdad, quisiera extender un reconocimiento a los distintos colectivos de madres buscadoras, quienes este 10 de mayo, lamentablemente, al igual que muchos otros días, continuarán su recorrido a través del país pidiendo por un pequeño indicio que lleve a sus hijas e hijos de vuelta a casa y que les permita tener un poco de esperanza entre el dolor que han vivido.

De acuerdo con ONU Mujeres, desde 1964 han desaparecido más de 100 mil personas en nuestro país, y además de tener que lidiar con ineficiencia de algunas autoridades y la falta de justicia, también se enfrentan a una revictimización sistemática, a una brecha acentuada para acceder a sus derechos e incluso han sido criminalizadas en el proceso.

Claro que el 10 de mayo es un momento para agradecer su presencia en nuestra vida, pero también lo es para reevaluar nuestro actuar, y para instar a las instituciones públicas y privadas a trabajar para mejorar sus condiciones, para disminuir la desigualdad y para realmente velar por sus derechos. 

*Consultor en temas de seguridad, inteligencia, justicia, política, religión y educación. 

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