En opinión de Jesús Michel Narváez
Obedecen al Papa…
Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
La Iglesia Católica -todas, pero marcadamente- es como un partido político que tiene pies y cabeza y quienes la integran en todos los rangos canónicos, son disciplinados y defienden el mismo principio que se emite desde el Vaticano.
Es decir, el Papa ordena y los clérigos obedecen so pena de ser sancionados de diversas formas y hasta expulsados.
En su mensaje del 24 de diciembre, el Papa Francisco acuñó la frase: “que callen las armas…”, al referirse a la guerra provocada por la invasión de Rusia a Ucrania y también la de Israel en contra de Palestina y que afecta a Líbano. No soslayó la crisis de Siria. Llamó a todas las partes involucradas a buscar respuestas a las interrogantes que se gestaron con los ataques armados que han cobrado vidas de inocentes más que entre las mismas fuerzas que pelean.
La Iglesia Católica de México no podría estar en otra línea de conducta y de pensamiento que no fuera la pintada por el Sumo Pontífice.
Y por ello, con toda la intención -¿malsana?- la institución eclesiástica publicó en su editorial del semanario Desde la Fe el llamado para que a partir de ya, pero refiriéndose al año que está por atropellarnos.
En su último editorial de 2024, urgió a “que callen las armas, que se acaben las divisiones y seamos artesanos de la paz y constructores de esperanza”.
“Invitamos a todos los actores sociales, gobierno, empresarios, ciudadanos, académicos, comunidades religiosas, personas que creen y que no creen en Dios, a que construyamos en este 2025 un año de esperanza. México lo necesita y se lo merece”.
Sin pretender faltar el respeto al mensaje, diríamos que se trata de “una llamad a misa… va el que quiere”.
Porque la presidenta, que tiene otra formación y profesa otra religión, no escuchará.
Como tampoco lo hizo el que ¿se fue?, cuya religión es indefinida y solamente se refiere a Dios como el Creador y punto.
Los llamados de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y de la Arquidiócesis Primada de México, han sido tomados en cuenta para devastarlos y sin exigencia, pero sí con rudeza, se mandan al opositor de Dios, es decir, al diablo.
No se crea que solamente ocurre en México. Es una reacción global y las palabas papales no surten el efecto esperado, por lo cual la Iglesia Católica, como el resto de las instituciones de fe, tiene un peso relativo, diríase escaso, en las decisiones que toman los gobernantes aunque aparezcan asistiendo a misa dominicalmente.
Sin embargo, habría que tomar como posibilidad real lo que propone la Arquidiócesis Primada de México, no tanto porque como lo señala su editorial se crea o no en Dios, sino porque expone una realidad negada desde el poder de los poderes -terrenales- y que se concentran en Palacio Nacional.
Para el que se ¿fue? las opiniones fundamentadas y que daban cuenta de cómo la violencia, el narcotráfico y el crimen organizado avanzaban sin que la autoridad federal, estatal y municipal, intentaran siguiera “taparle el ojo al macho” y, en cambio, lo dejaron la libertad de mirar hacia donde quisiera. Es decir, el gobierno decía y dijo “estamos trabajando” y la verdad debe traducirse como “decimos que estamos como trabajando”, porque los muertos aumentan, las familias se desintegran, los empresarios no quieren invertir y los que se atreven terminan arrepentidos.
En el mensaje publicado se expone que el año 2025 representa una “enorme oportunidad para una sociedad lastimada por las heridas de la violencia, la depresión, la marginación y múltiples realidades que vivimos”. La razón asiste y, por desgracia, la esperanza es lo último que muere y ahora, en México, se encuentra intubada.
Al cerrar filas en torno a lo que dice el pastor, las ovejas se alinean y confían en que sus propuestas sean escuchadas.
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