En opinión de Jesús Michel Narváez
Oxigenar a México
Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Finalmente, México estará presente en la reunión del G-20, después de seis años de no asistir un presidente bajo el argumento de que los foros internacionales fueron creados por el neoliberalismo.
Bien por Claudia Sheinbaum.
Bien por romper el aislamiento del país en todos y cada uno de los espacios de los que forma parte.
Estar con todos y cada uno de los jefes de Estado y, en algunos casos como ocurrió, dialogar con los que se pueda y de ser posible, con la mayoría.
Sin embargo, la agenda de la presidenta mexicana estará sumamente apretada.
Viajó ayer a Brasil y regresará el martes.
La obligación de encabezar la ceremonia por los 114 años de haberse iniciado la Revolución Mexicana, la obliga.
Deseable que escuche las opiniones de quienes saben de finanzas y dirigen las economías de los 19 más importantes países y la Unión Europea, que acude.
Seguramente habrá quienes hayan tenido tiempo de observar cómo se han manejado los dineros públicos en los últimos seis años, las reglas impuestas y que no necesariamente responden al libre comercio.
Ignorar cómo se han desarrollado las naciones para formar parte del selecto grupo que reúne el 80 por ciento del PIB global, sería un desacierto.
¿Cómo entender el crecimiento de países como Alemania, Reino Unido, China, cuyas economías, sin importar ideologías, se sustentan en el estado de derecho?
México es el país emergente con mayores posibilidades de romper la jettatura de los crecimientos mediocres. Los economistas, básicamente neoliberales -mexicanos y extranjeros- estiman que el sexenio pasado es tiempo perdido en materia de proyección hacia el rumbo de la riqueza.
Con recursos naturales que han sido agredidos por la mano militar y las decisiones caprichosas del pasado cercano, con el cierre de ventanas de oportunidad para atraer inversión, sin desarrollo en infraestructura porque casi un billón de pesos se destinó a tres obras que aún siguen incompletas y no tienen forma de regresar el capital, será imposible seguir por el mismo rumbo para alcanzar lo que presume el secretario de Hacienda: pasar de un país desigual a uno con prosperidad.
El ejemplo más claro es el llamado nearshoring, ubicado en el corredor transístmico y al que no se le ha dotado de dos elementos fundamentales: electricidad y gas.
A los inversionistas que encuentran en el sur del país la oportunidad de trasladar sus inversiones, sus plantas de producción, les urge saber que, en primer lugar, contarán con seguridad jurídica, algo perdido sustancialmente con la reforma al poder judicial y, además, que contarán con los servicios indispensables para desarrollar sus actividades.
Al mismo tiempo, exigen y con razón, que la violencia criminal se frene y encuentren la paz necesaria para generar empleos y producir riqueza.
La presidenta Sheinbaum tiene la oportunidad de adquirir compromisos legales para que México avance. Su presencia tiene importancia porque los interesados en que las economías sigan avanzando para resolver, en la parte posible y en el tiempo oportuno, la reducción de la pobreza, la marginación y la discriminación.
Un país rico tendrá un pueblo rico y un gobierno rico.
¿Es posible?, sí definitivamente.
Para ello, la presidenta requiere entender que gobierna para todos los mexicanos y que el país, al estar insertado en la globalidad, está obligado a cumplir compromisos comerciales, políticos, sociales y económicos y no aplicar las “pausas” con las naciones con las que sus relaciones, de ida y vuelta, son benéficas para las partes.
Qué bueno que esté en Brasil.
Qué malo que no haya estado en Perú, en la reunión de la APAC.
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