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Piden intervención de autoridades por taxista que lesionó a menor en accidente

Redacción Oaxaca Político / NVI Noticias.- Centrarse en atender las secuelas que un accidente automovilístico el pasado 9 de diciembre dejó en el rostro de Lía -una niña de 4 años-, restaría complicaciones legales a su familia, pero dejaría en la impunidad al conductor que manejaba un taxi en aparente estado de ebriedad.

El accidente ocurrió hace cinco semanas, cuando Eduardo Cruz Román volvía a su casa en su vehículo. Había ido a San Pablo Huitzo, donde un mes antes comenzó a entrenar a un equipo de basquetbol.

Lía dormía en el asiento trasero. Un taxi que venía en el carril contrario de la carretera federal 190, cerca del crucero del Fraccionamiento Catano del municipio de Magdalena Apasco, lo golpeó.

Por el impacto, Eduardo quedó inconsciente y al despertar buscó a su hija, a quien encontró con el rostro ensangrentado.

Autoridad ausente

Hasta que llegaron las grúas para mover ambos vehículos, ninguna autoridad se presentó para remitir alguno o los dos vehículos a un encierro, corroborar el estado de ambos conductores y determinar en quién recaía la responsabilidad.

“Cuando ví por primera vez el rostro de mi hija, dentro de la ambulancia, pensé que iba a quedarle la cara chueca”, expresa Yanet al traer a su mente un impactante recuerdo.

Lograr atención médica esa noche, implicó un recorrido caótico por saturación en el Hospital General Doctor Aurelio Valdivieso y la falta de pediatra en un primer hospital particular que visitaron.

Elizabeth, hermana de Yanet, junto con su papá Víctor y su mamá Concepción, se quedaron en el lugar del incidente y corroboraron que hasta las 5:30 del día siguiente, nadie de la Fiscalía General de Justicia del Estado se presentó, a pesar de que el incidente se reportó al servicio del 911.

Autoridades facilitan impunidad

Para Elizabeth, esa ausencia de una autoridad es determinante para que el conductor del taxi, de cuyo estado tienen pruebas que capturaron en el momento, no se haya hecho responsable del accidente que causó.

Yanet, quien junto con el papá de Lía acudió dos días después a interponer una denuncia, reconoce que el padre del conductor y propietario del concesionario del taxi, se presentó para reconocer la responsabilidad de su hijo en el accidente y ofrecer incluso un auto usado como garantía del pago de gastos médicos.

“Decidimos no aceptarlo porque no entregaba la factura y podía ser contraproducente, nos podrían acusar de robo del vehículo”, pero desde ese día no han vuelto a tener contacto con la familia.

E insiste en las implicaciones de la falta de una autoridad el día del incidente: “Para empezar, no tendríamos ahorita al culpable prófugo; sus papás, según, al inicio se querían hacer responsables de lo que su hijo hizo, pero hasta el momento no hay nada”.

Pidió a la Fiscalía General del Estado de Oaxaca y al Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca que demuestren que “existe la justicia”, porque “mucha gente nos dice: “él ya se dio a la fuga y hasta ahí se quedó”.

Fuerte impacto

A la par de la falta de justicia, es Lía quien resiente las implicaciones que en su salud física y emocional tuvo un accidente automovilístico que le impidió disfrutar de las fiestas de fin de año, empezando con su participación en el festival escolar.

“Así como el señor fue capaz de ver a mis papás cara a cara y decir que se iba a hacer responsable de lo que su hijo había hecho, con esa misma responsabilidad pague lo que su hijo hizo, porque no estamos en contra de buscar una reconciliación”, aclara.

Aceptar su responsabilidad, considera Eduardo, implica absorber los gastos médicos que conlleva la atención de Lía, sobre todo los que se avecinan una vez que su cara termine por desinflamarse y se pueda valorar una primera cirugía.

“De puros gastos médicos, entre lo que se ha gastado y se va a gastar, van a sumar alrededor de 150 mil pesos, pero lo más difícil es tenerla totalmente restringida en cuanto a actividades”, explica el papá de Lía.

Lograr que en las últimas cinco semanas Lía pase el mayor tiempo quieta, es una labor titánica para su mamá Yanet y su papá Eduardo.

“Lía, ven para acá”, le pide amorosamente su padre mientras Lía camina apresurada en el parque y ella espontáneamente le responde: “Me estoy divirtiendo”.

Las secuelas del accidente

A primera vista, el rostro de Lía está parcialmente hinchado, sobre todo cerca del ojo derecho donde todavía hay rastros de sangre acumulada en el tejido facial.

No poder brincar, subirse a una resbaladilla o algún otro juego, provoca que en algunos momentos Lía tenga arranques de enojo, porque a sus 4 años no puede comprender por qué debe quedarse quieta.

“Nos pide muchas veces que la dejemos sola; su trauma no fue sólo el choque, porque venía durmiendo, sino la atención médica, teníamos que agarrarla porque estaba consciente y le metieron un tapón de 30 centímetros en las fosas nasales”, recuerda Eduardo.

Conforme avanzan los días, el rostro de Lía se desinflama y en unos días más tendrá una valoración médica para definir si entra al quirófano por la fractura en la órbita del ojo derecho, de la cual depende la fractura en la nariz.

EL DIAGNÓSTICO MÉDICO:

Fractura de piso de la órbita derecha, que es la cavidad ósea en la parte anterior de la cara y que contiene al ojo.

Fractura de complejo malar derecho.

Edema oculoparpebral en ambos ojos.

Fisura subcondilia en la mandíbula derecha.

62 mil pesos es el costo de la cirugía que requiere Lía.

GPP

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