En opinión de Jesús Michel Narváez
¡Qué respuesta!
Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Gigantesca lona. Quizá sin comparación con anteriores.
E mensaje; “nada por lo pedir perdón”,
Pendía del edificio de las Cortes en Madrid.
¿A quién iba dirigido?
No hay duda.
Primero al que solicitó, exigió, demando, la disculpa, después a la sucesora que se aferra a seguir los pasos del que ¿se fue? y finalmente a la chiquita gobernadora de la Ciudad de México que, como eco, repitió la “exigencia”.
Afirmar que antes del descubrimiento de América y la conquista México ya existía, es de los yerros mayúsculo. Y aunque se intente corregir el desaseado error, Tenochtitlan y la cultura maya desconocía el caballo, las armaduras, los cañones, la pólvora, las espadas de metal.
Tenían armamento elaborado con piedras y palos.
Y negar que los aztecas vivían y disfrutaban la tortura al condenar y ofrecer el corazón de hombres y mujeres a los “dioses” y que amaban las guerras por las ambiciones de los emperadores, es no haber leído siquiera un pasquín con el relato de las culturas mexicanas.
En la semana pasada, la insistencia en dos temas se convirtió en la cortina de humo que pretendió ocultar los hechos que derramaron sangre por la violencia, las desapariciones, las ejecuciones cometidas en Sinaloa, Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Tabasco y Guerrero entre otras entidades.
La prioridad presidencial quedo clara: que España se disculpe y pida perdón por las “atrocidades” cometidas durante la conquista amparada por la espada y la cruz y cerrar la puerta al representa del gobierno de los Estados Unidos y remitirlo a solicitar citas con el secretario de Relaciones Exteriores.
Por supuesto, los anuncios de las “grandes obras” y acciones del nuevo gobierno se fueron al bote de la basura, porque la información apenas si mereció espacios en las primeras planas de los rotativos nacionales y locales y en radio y televisión no se convirtieron en la “noticia del día”.
En la cortina de humo tendida, se demandó “no exagerar” la violencia de Tabasco, porque, como se sabe, es la tierra del dueño de Morena, aunque viva en Palenque, Chiapas.
Al cierre de la información de fin de semana, se confirmó que en Sinaloa, por la guerra de los chapitos contra los mayitos, ha cobrado 153 víctimas y 193 personas se encuentran desaparecidas.
En Tabasco, en donde se estrenó como gobernador Javier May, sí el mismo que estuvo a cargo de la construcción del Tren Maya durante tres años hasta que fue considerado con posibilidades para ser candidato y quien como director de Fonatur gastó lo inimaginable en la obra que todavía no está terminada y cuya operación es deficiente un día sí y el otro también, la presencia de grupos criminales estalló de nueva cuenta y el resultado fue quema de vehículos, asalto a comercios y tiendas de conveniencia: las balaceras no faltaron y si hubo víctimas mortales, se ocultó el hecho.
Y en Acapulco, mejorar el clima más no la situación de miles de damnificados por el huracán John. Se reconoce la presencia de la presidenta, pero no las acciones positivas que se presume han desarrollado.
En fin, la respuesta de la monarquía española no dejó duda: sigan esperando la disculpa, porque no hay nada por lo que pedir perdón.
¿Así o más clarito?
Las relaciones diplomáticas, comerciales y políticas entre ambos países fueron rotas durante el gobierno de Luis Echeverría y reanudadas en el de José López Portillo, que nombre embajador a Gustavo Díaz Ordaz. El nuevo, si es que existe, aunque se sabe que cobra como tal, Quirino Ordaz Coppel ¿habrá enviado la foto de la enorme lona?
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