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Restaurante de comida oaxaqueña una sensación en el extranjero

Redacción Oaxaca Político / El Universal.- La machucada triqui es la especialidad de “Salsa Oaxaqueña”, el primer restaurante oaxaqueño en Alaska, negocio que es administrado por hermanos de la nación triqui de Oaxaca. “Nunca pensé en tener este negocio en el extranjero, porque cuando crucé la frontera fue sin papeles y de mojado”, cuenta a EL UNIVERSAL uno de los socios.

Abraham Martínez Marthel junto a Selena Vásquez López y Rosi Martínez Marthel, todos de la comunidad triqui Guadalupe Tilapa, ubicada en la Mixteca de Oaxaca, fundaron el primer restaurante oaxaqueño en Alaska, que se ubica en Spenard #3505 en la pequeña ciudad de Anchorage. 

La apertura estaba planeada desde hace tres años, pero por falta de dinero y permisos no había sido posible. Sin embargo, desde el primero de julio de este año, ya ofrecen distintos platillos con sazón e ingredientes de Oaxaca.

A unas semanas de haber inaugurado el restaurante, indican que están muy contentos por el éxito del negocio familiar. Nunca pensé ser alguien en el mundo, porque ni estudié, tampoco pensé en tener algo en el extranjero porque cuando crucé la frontera fue ilegal, sin papeles, sin nada. Luego me dieron un permiso de trabajo, el que se renueva cada dos años, pero el mío ya se venció”.

En el menú de “Salsa oaxaqueña” ofrecen desde tamales de res y tamales de pollo, mole de pollo, enchiladas, pollo en salsa verde, huaraches, sopes, enfrijoladas, tlayudas, quesadillas hastacomida tradicional de las familias triquis como masa de res, pozole de pollo y la machucada triqui como especialidad de la casa.

Al proyecto se han sumado el cuñado, las hijas, hijos y otros familiares que residen en esta provincia. Abraham narra que no todo ha sido fácil sobre todo por su estatus migratorio como irregular, además de todo el trabajo que implica abrir y sostener un restaurante en un país que no es suyo y que tampoco es fácil de conseguir los ingredientes. 

Antes de abrir el restaurante, Rosi Martínez y su hermano Abraham pensaban en un carrito de comida, pero fue imposible encontrarlo en Alaska y fue como fueron pensando mejor en un establecimiento. Mientras Rosi vendía tamales, mole, pozole y otros guisos desde su domicilio particular. 

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Foto: Especial

Entre los permisos y falta de crédito, los hermanos ya sin esperanzas, decidieron gastarse el dinero tres meses antes de que finalmente les rentaron el local. “Tuvimos que pedir dinero prestado a los amigos y a algunos familiares, porque el banco nunca nos respondió. Ahora, todos andan bien emocionados porque nunca habían visto la salsa en un molcajete, tampoco las tortillas hechas a mano”.

Rosi Martínez es la cocinera del restaurante, junto con la ayuda de Selena, mientras que él hace los mandados y se encarga de la administración. Actualmente “Salsa Oaxaqueña” emplea a seis personas.

Migrar en medio de la violencia y falta de oportunidades 

Cuando de joven quiso cruzar por primera vez la frontera a Estados Unidos tenía apenas 12 años, luego volvió a intentar, pero no fue hasta en 2015 que pudo lograrlo. En 2018, su hermana también se sumó a la lista de los hermanos en Estados Unidos. 

“Es muy triste estar en la línea, esperar a ver si pasas o no, con hambre y frío, además de dejar a tus seres queridos. La verdad no quería ir porque ya lo había intentado y no pude pasar, por eso mejor me fui a trabajar a Querétaro, ahí ganaba para vivir. Y ahí, es donde me volvieron a convencer para irnos, y ahora ya mero se cumplen los 9 años que estoy acá”, dice con una voz que se le quebranta, porque entre sus añoranzas está la de volver con su madre que se quedó viviendo en Guadalupe Tilapa.

La comunidad triqui Guadalupe Tilapa está ubicada en el municipio de Santiago Juxtlahuaca, en la región de la Mixteca, pero no está exenta de la violencia que se vive en el país. Ahí a su hermano lo balearon en los pies, “fuimos al hospital con él, estuvimos como tres meses allá”, recuerda.

Los padres de los jóvenes se dedican al campo, al cultivo de plátano y café, con la ayuda de uno de sus hermanos desde Tilapa. Los demás están en Nueva York.

“Cuando salí de mi pueblo, no hablaba muy bien el español. Pero en Querétaro aprendí un poco, en Estados Unidos aprendí un poco más. Quería aprender inglés y hasta fui a la escuela, pero ha sido difícil”, detalla. Añade que hablar su lengua materna es un orgullo, y por ello, le enseña a sus hijos que también son bilingües.

whatsapp_image_2024-07-16_at_1.28.15_pm_1.jpegFoto: Especial

Le parece que Alaska es muy tranquilo, hay mucho bosque como Guadalupe Tilapa, “ya nos acostumbramos porque todo está tranquilo”, comenta. Al mismo tiempo, recuerda la violencia que ha vivido su comunidad al igual que otros pueblos triquis.

 “Es muy difícil vivir en el pueblo, porque luego hay conflictos entre familias. Es muy triste contar la historia de mi pueblo. A toda mi gente quiero que le echen ganas. Si Dios quiere pronto regresaré con mi mamá, que es a quien más extraño”, abunda el joven restaurantero.

GPP

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