En opinión de Jesús Michel Narváez  
 Salió con su domingo 7  

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Aunque la frase se refiere a no embarazarse o embarazar a alguien, sin duda le queda como anillo al dedo al dirigente, que no líder, del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas.

Con “tres mil consejeros” que acudieron a un salón del World Trade Center, entre porras de los acarreados o parte del grupo gobernante dentro del partido, a la 24º asamblea nacional ordinaria, en donde no se permitió la entrada a los “adversarios”, Moreno Cárdenas logró la “aprobación” de los estatutos para poder ser reelecto por ¡8 años más”, con lo cual será, sin duda, candidato perdedor de la próxima elección presidencial.

De lo anecdótico se pasó a la realidad: el PRI perdió la brújula de la democracia y puso en marcha la traición a uno de sus principios básicos: no más caudillos y sí instituciones.

Plutarco Elías calles debe estar revolcándose en su tumba, porque después de haber traicionado el legado de Ignacio I. Madero, quien su manifiesto para convocar a los mexicanos a levantarse en armas propuso: Sufragio Efectivo, no Reelección, en obediencia a su jefa, Álvaro Obregón, decidió, en su último informe de gobierno en 1028, sepultar la era de los caudillos para abrir la puerta a las instituciones. 

La reelección, tercera amañada, de Moreno Cárdenas rompe el paradigma maderista y sepulta la democracia dentro del partido que, bajo su mando, corre el riesgo de desaparecer en las elecciones federales de 2027 y en la que concurren 5 estados de la República Mexicana. 

Nadie entiende que un dirigente partidista que ha conducido sus destinos hacia la derrota y que en las pasadas presidenciales y federales perdió hasta la forma de andas -el partido y el dirigente-, soga en el poder.

Alguien con dignidad -como ocurrió en el caso de Manlio Fabio Beltrones- ante la derrota, que se considera tragedia, renuncia de inmediato. 

Se trata de una medida con la cual se pretende reconstruir al partido en comento y dejar los espacios a grupos que puedan, hipotéticamente, superar la crisis de una elección en donde se perdió la mitad de los gobiernos hasta esa fecha en poder del PRI. 

Desafortunadamente, la renuncia de Beltrones no fue operada para reconquistar la confianza del electorado. 

Las designaciones en 2018 de Carolina Monrroy, Enrique Ochoa Reza, René Juárez Cisneros y Claudia Ruiz Massieu, sirvieron para lo que se le unta al queso.

Llegó Alito. Y desde 2019 ha estado al frente de lo que queda del partido. Logró una extensión de su mandato en 2023 y ahora pretende quedarse hasta 2032. 

Porque el cambio en los estatutos modificó la estancia del dirigente. De cuatro años se pasó a ocho. Es decir, el campechano técnicamente se habrá reelegido dos veces para alcanzar 12 años de control, sin olvidar el año de “gracia” que le otorgó en base a que en tiempos electorales no están autorizados los relevos partidistas.

Quienes avalaron la modificación de los estatutos para otorgar el derecho de picaporte al actual dirigente nacional tricolor invitaron a la fiesta reeleccionista a todos los presidentes de los comités estatales y por consecuencia a los municipales.

La ambición de tener “poder” -ya es un suelo guajiro- y de mantener las prerrogativas estatales -hasta que no pierda el registro las recibirán si es que no se aprueba la reforma política de AMLO en la que propone la desaparición de los INITOS estatales-, los llevó a “cerrar filas” con quien ha avanzado en la tarrea de destruir al que fuera ejemplo de organización, con tres sectores de la población que representaron la fuerza y en el que millones de personas creían en el partido.

Es inexplicable e incomprensible. Es el mismo caso del triunfo avasallante de Morena en las pasadas elecciones, cuando el país atraviesa por crisis de unidad nacional, salud, inseguridad, desempleo, inflación y la presencia y control del crimen organizado en cuando menos el 35 por ciento del territorio nacional.

Los del PRI que quieren seguir siendo amamantados, pronto se quedaron sin lactancia. 

Los que apoyaron a Morena, están en el mismo camino.

Alito salió con su domingo siete.

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