Se preparan productores de Oaxaca para la cosecha de jícamas
Redacción Oaxaca Político / NVI Noticias.- Desde hace nueve años que Mariela Lavariega Aquino y su esposo Pedro Cruz Lavariega experimentaron con la siembra de jícama, no han dejado el cultivo que con la llegada de octubre se convierte en el principal ingreso que nutre su economía.
“Es una fecha importante para nosotros y para el producto, porque es cuando se vende más bien y más rápido”, lo que para Mariela significa recuperar con mayor prontitud la inversión.
Pedro sólo tiene estudios de secundaria, ya que al terminarla emigró a Estados Unidos para trabajar podando árboles.
Tras siete años fuera de su país, Pedro volvió a su natal Trinidad de Zaachila, un municipio de Valles Centrales que se ubica a 18 kilómetros de la ciudad de Oaxaca.
Pedro tenía 26 años cuando se casó con Mariela, cuatro años menor que él. En una parcela que Pedro heredó de su familia, establecieron su casa.
“Estudié hasta el bachillerato, me hubiera gustado ser enfermera, mis papás me apoyaban, pero ya no le seguí”, reconoce sin reproches Mariela, una mujer que en su familia aprendió a trabajar la tierra.
Casi a la par de que iniciaron su matrimonio, experimentaron con la siembra de jícama, primero en un cuarto de hectárea.
“Vimos que por ser arenoso, al terreno le gustó, que salían las jícamas bien jugosas y de ahí le fuimos aumentando”, dice con satisfacción Pedro.
En esta misma tierra probaron con la cosecha del maíz y el cacahuate, pero el rendimiento no era el mismo.
Un elemento del altar de muertos La jícama es una leguminosa que no puede faltar en los altares que tradicionalmente se colocan en las casas como ofrenda a los fieles difuntos, ante la creencia que comienzan una visita las últimas horas de octubre y los primeros dos días de noviembre.
Mariela y Pedro creen en esa tradición, pero estos días previos a la colocación del altar representan mucho trabajo, si es que quieren que su cosecha se venda.
“Pues la verdad este es nuestro fuerte de nuestro trabajo, de aquí sacamos para comer”, admite Mariela sin soltar la pala ni dejar de arrancar jícamas de la tierra.
“Empezamos desde abajo, con nuestro remolque y nuestro caballo, vendiendo casa por casa, en los pueblos y mercados”, recuerda Pedro.
Hacerse de clientes Y Mariela recuerda qué hizo la diferencia: «Logramos ganar nuestros clientes, ahorita ya casi no andamos en los compradores”, porque los compradores ahora ya los buscan.
Mariela hunde la pala en la tierra, cerca de donde crecieron las hojas verdes de la jícama y desentierra la primera. Lo hace con la facilidad de quien sabe lo que hace y cómo hacerlo mejor.
Una vez que Mariela saca la jícama, Pedro le quita un poco de hojas y le deja las necesarias, las enrolla alrededor de la jícama para después colocarla dentro de un costal.
“Se le corta un poco, porque si la empaqueto así, va mucha hoja, se le quita las más grandecitas y feas, se le deja pura presentación y se le enrolla chulita la hoja para que cuando llegue a la plaza, se venda mejor el producto”, describe.
Un comprador espera que estén listos tres costales. Una vez que hayan terminado de “encostalar” la jícama, cada costal pesará aproximadamente 70 kilos y el pago a recibir será 650 pesos.
“Sabemos que el comerciante tiene también que ganar”, dice Mariela sin quejarse del precio porque lo peor sería haber perdido la cosecha o no tener venta.
Para recuperar su inversión de 40 mil pesos que incluyó la compra de 20 kilosde semilla y la instalación del sistema de riego por goteo, ambos decidieron trabajar su parcela sin contratar peones.
“Estaríamos destinando otros 10 mil pesos si pagamos jornales, por eso lo hacemos todo nosotros, desde sembrar”, aclara Pedro, quien siente que no llovió lo suficiente para evitar utilizar el riego.
“Aquí no llovió”, expresa Pedro, quien mira la inmensidad del cielo y comienza a señalar y nombrar los municipios que circundan el ejido La Guadalupe, donde tiene su parcela.
“En los meses de lluvia, se veía el agua, pero puro para allá se iba (Zimatlán o Santa Inés del Monte), pero acá no llegaba”, un mal temporal que superaron con el agua que un pozo les permite extraer del subsuelo.
No dejar de producir Pero en vez de quejas o pesares, Pedro comparte la estrategia que con su esposa Mariela ha acordado para no volver a emigrar y abandonar a su familia:
“Para que nos vaya bien, no dejamos de sembrar. Sale una cosa y ya está otra, así todo el tiempo para que allá producto e ingreso de dinero”, revela un productor de 35 años.
Mariela, cuatro años menor que su esposo Pedro, sabe que en estos días es cuando más deben trabajar.
“Es la temporada más fuerte, se vende chulito la jícama, pasando muertos se vende despacio”, porque los altares de muertos se han levantado y “hay menos pedidos”.
Lo que debes saber
- La jícama es una leguminosa originaria de México
- Es el tubérculo que forma la raíz
- Crece bajo la tierra.
- Se le conoce como el nabo mexicano
- Tiene un bajo contenido calórico
Aporta a quien la consume
Vitamina C
Potasio
Hierro
Calcio
Magnesio
A detalle
87% de agua contiene
200 mil toneladas al año produce
8 mil hectáreas se siembran en el país
Entidades con mayor producción
Nayarit
Morelos
Michoacán
GPP