En opinión de Francisco Montfort
Sheinbaum es diabólica

KAIROS

Francisco Montfort

Con la llamada cuarta transformación no existe prospectiva. No tienen una idea novedosa de futuro. Al contrario, su propuesta es retrospectiva: proponen un capitalismo de Estado tipo Luis Echeverría. Y no ocultan sus nostalgias: hacer de PEMEX el eje de la economía junto con la CFE y nuevas empresas estatales.

Y todavía más. Su abanderada dejó en claro su apoyo el proyecto político de su amo y hacedor consistente en regresar al hiperpresidencialismo tipo López Portillo. Sin organismos autónomos. Sin Poder Judicial como poder de los ciudadanos frente al Estado.

En el debate quedó claro que la señora Sheinbaum es todavía más radical que su patrón. Profundizará su negativa a toda crítica, a toda observación que contradiga su visión del mundo. Su idea de que su gobierno y su proyecto marchan a la perfección remacha su incapacidad para aceptar las pequeñas crisis y la débil crítica como mecanismos que distienden la vida cotidiana de sus gobernados. 

No hace caso a las señales negativas. Su formación marxista-leninista. Su dureza de carácter. Su formación científica. Todos estos elementos le impiden rectificar…hasta que la alcanza una catástrofe: la del Colegio Rébsamen y la Línea 10 del Metro de la CDMX

Ocultó el estudio de la empresa noruega, solicitada por ella misma, que dictaminó la catástrofe del Metro como producto de la falta de mantenimiento atribuible a su gobierno-

También escondió el estudio que dictaminaba clausurar el Colegio Rébsamen cuando gobernaba la delegación de Tlalpan.

Como el señor López, promueve la promiscuidad de información que no informa, sino que deforma la realidad; de comunicación que no comunica, sólo acumula frases retóricas. 

Su comunicación no forma comunidad y su información no provoca formas. Su conferencia mañanera es el mejor ejemplo de la spamizacion del lenguaje: sus “otros datos” son la representación de la basurización del lenguaje.

La efectividad de su diaria propaganda consiste en el uso, más que de la función simbólica, de la función diabólica del lenguaje, como explica Byung-Chul Han esta función (Topología de la violencia. Herder, 2019, de donde tomo las ideas que sustentan este escrito).

La función simbólica ayuda a crear, mediante símbolos, su función comunicativa, la que permite crear relaciones, crear una comunidad nacional, la que hace funcionar el diálogo y por lo tanto el parlamento (hablar, parler en francés). El señor López nunca se ha reunido con sus opositores políticos y prohíbe a sus diputados y senadores (miembros del parlamento) dialogar para llegar a acuerdos. A sus proyectos, el Congreso tiene prohibido modificar así sea una coma.

El señor López y la señora Sheinbaum hacen uso del leguaje diabólico: el que “genera enemistad y ofensa… Todo lenguaje de la violencia… se refiere a la difamación, desacreditación, degradación, o incluso, a la reificación” dice Byung- Chul Han.

“El que no está con la cuarta transformación del país está en contra (de nosotros)”. “Yo ya no me pertenezco. Yo pertenezco al Pueblo”. Crean campos de disyunción de amistad/enemistad, de amigo/enemigo. Aunque el señor López diga que él no tiene enemigos sino adversarios, la realidad demuestra lo contrario.

La señora Sheinbaum, después de ser regañada por el señor López por su comportamiento durante el debate, ha reiniciado la tarea de reificación de su figura tutelar lanzando en cada discurso loas a su progenitor político que, en una auténtica democracia, provocarían rubor, cuando no vergüenza pura y dura.

Durante su gobierno en la CDMX y en su campaña la señora Sheinbaum ha dejado en claro que continuará por el camino del “diabolon. Diaballein significa <<separar y enemistar>> dice el filósofo coreano/alemán. Este uso genera “enemistad y ofensa” y lo usará en contra de los supuestos “conservadores, neoliberales, los monstruos del pasado” aunque ella, su patrón y sus seguidores sean los que quieren llevar al país de regreso a los años setenta del siglo pasado.

La irrupción como líder del PRD marcó el inicio del señor López como ente diabólico, pues renegó del lenguaje simbólico, es decir, del lenguaje “constructivo y comunicativo” o sea relacional.

Como presidente de la república ha utilizado el lenguaje diabólico y ha conseguido dividir a la sociedad mexicana. Si queremos que vuelva el lenguaje simbólico en lugar del diabólico debemos impedir que ahora se instale en la presidencia la ideología comunista de la lucha de clases que ostenta la señora Sheinbaum.

Este es otro dilema que debe resolver la sociedad mexicana con sus votos: la preeminencia del lenguaje simbólico para volver a unir a todos los mexicanos en una batalla única para construir un Estado exitoso o permitir el entronamiento final de la discordia, la división y las disputas que degenerarán en luchas violentas fratricidas. Todavía estamos a tiempo. 

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