En un encuentro clave, la jefa de gobierno electa Claudia Sheinbaum se reunió con el canciller cubano Bruno Rodríguez, acompañada por Octavio Romero, director general de Pemex, en la casa de transición.
La reunión tenía como foco principal las expectativas de Cuba de recibir un mayor respaldo de México, particularmente en el suministro de combustible, una colaboración sensible y vigilada de cerca por Estados Unidos.
El año pasado, México envió a Cuba buques petroleros valorados en 300 millones de dólares, además de provisiones alimentarias y otros insumos. Esta cooperación, aunque humanitaria, está bajo constante escrutinio, especialmente por parte del Partido Republicano estadounidense, cuyo líder, Donald Trump, podría regresar a la Casa Blanca.
En el Capitolio, los republicanos, liderados por figuras como el senador Marco Rubio, continúan oponiéndose firmemente a estos acuerdos. Recientemente, la Cámara de Representantes emitió un anexo a sus discusiones presupuestales criticando a México por su relación con Cuba, especialmente en el contexto de la lucha contra el fentanilo, una declaración impulsada por los republicanos que controlan la cámara.
Desde el entorno del próximo canciller mexicano, Juan Ramón De la Fuente, se asegura que la cooperación humanitaria con Cuba continuará, pero que los acuerdos vinculados a Pemex serán revisados. Este análisis es crucial debido al riesgo de sanciones comerciales que podrían afectar a la petrolera mexicana.
El suministro de petróleo a Cuba sigue siendo una incógnita, ya que el presidente Andrés Manuel López Obrador no ha especificado si estos envíos son donaciones, vendidos con crédito a largo plazo o parte de un acuerdo bilateral más amplio, como la contratación de médicos cubanos en México.
En el ámbito interno mexicano, Claudia Sheinbaum aún no ha definido quién dirigirá Pemex, y el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez De la O, presiona para que se nombre a alguien de su confianza en la Torre de Anzures.
Recientemente, el gobierno de Estados Unidos retiró a Cuba de su lista de países que apoyan el terrorismo, un gesto de los demócratas hacia La Habana que ha complicado aún más las relaciones bilaterales, especialmente en un contexto de tensiones políticas internas en Estados Unidos y próximas elecciones presidenciales.
Con información de LPO
