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   En opinión de Roberto Abe Camil  
 Siempre Activos  

Hoy 16 de septiembre se lleva a cabo el tradicional desfile militar, la más relevante celebración del calendario cívico mexicano así como la ceremonia más importante para las fuerzas armadas. Un veterano general que estuvo comisionado hace tiempo en Washington, me compartió que en aquellos años, un militar norteamericano le expresó que siempre estaba a la expectativa del desfile mexicano, el general le repuso que como podía ser eso posible si los estadounidenses tienen el primer ejército del mundo, a lo que el norteamericano con total naturalidad le respondió que su interés obedecía a que ellos no efectúan paradas militares como la nuestra.

Los antecedentes históricos de las conmemoraciones de la lucha de independencia se remontan al 16 de septiembre de 1812, cuando en la localidad de Chapitel en Hidalgo, Ignacio López Rayón y Andrés Quintana Roo organizaron la primera celebración del inicio de la guerra de independencia. Nueve años más tarde al consumarse la independencia, el 27 de septiembre de 1821, Agustín de Iturbide encabezó una vistosa columna de poco más de 16,000 hombres de las tres armas, que entraron triunfantes a la Ciudad de México. Poco después, en 1825 Guadalupe Victoria, insurgente y primer presidente de México llevó a cabo un desfile militar el 16 de septiembre de ese año.

El aciago siglo XIX tuvo a las tropas de todos los bandos, más ocupadas en la línea de fuego que en desfiles, aun así se recuerda la entrada victoriosa del Ejército Liberal cantando “Los Cangrejos”, a la Ciudad de México el 1 de enero de 1861. Con la llegada de Porfirio Díaz al poder, quien oportunamente empató su cumpleaños con la efeméride, estableciendo la tradición del “grito” la noche del 15 de septiembre, se realizaron desfiles militares el día 16 de septiembre, fue particularmente memorable el del centenario en 1910. Carranza y Obregón ordenaron a su vez paradas militares conmemorativas de la independencia, pero no es hasta 1935, cuando el presidente Cárdenas establece el desfile ya en forma definitiva.

El día de hoy, conmemoramos 214 años del inicio de la lucha de independencia y la columna del desfile estará compuesta por 15,950 efectivos del ejército, armada, fuerza aérea y guardia nacional, será mandada por el General de División Enrique Dena Salgado.

Es motivo de enorme orgullo ver año con año marchar, a los hombres y mujeres que conforman las fuerzas armadas por las calles de la Ciudad de México, entre el júbilo y reconocimiento de un pueblo que a pesar de tantas vicisitudes no ha mermado su espíritu patriótico. Particularmente satisfactorio también lo es, que en la columna participaran alrededor de cuatro mil mujeres. Sin embargo, este año y sin menoscabo de todos los integrantes de los contingentes y agrupamientos presentes, el acento de orgullo, tradición y compromiso lo refrenda la participación de militares en la honrosa situación de retiro, que son representados por su compañeros del arma de caballería en el Contingente Montado de Generales Retirados, integrado por alrededor de treinta Dragones.

La presencia de estos jinetes que tantos servicios han prestado a México, nos lleva a la profunda reflexión sobre la particularidad y la condición de los militares en retiro en nuestro país. A diferencia de las empresas o el gobierno, donde los empleados se jubilan y conservan como prerrogativa su merecida pensión, en el caso de los militares su pase a retiro no se limita a recibir solo una paga mensual. No existen ex militares, a menos que sean dados de baja de manera deshonrosa, los soldados con orgullo portan el uniforme hasta su muerte. La honrosa situación de retiro significa que ya no ostentan el mando de tropas o responsabilidades administrativas, pero siguen a disposición del Alto Mando.

La edad límite en el ejército es implacable, no concede una día más al que se establece en la ordenanza militar, la única excepción en cuanto edad es la que puede tener el General Secretario de la Defensa Nacional, si se da el supuesto. Los militares en razón de su carácter y estilo de vida, generalmente se encuentran en magnificas condiciones mentales y físicas al llegar al retiro, ya no cuentan con el brío de un subteniente, pero aún así, tienen mucho que dar. No es para tantos de ellos, sencillo mermar sus actividades, después de 40 o 50 años de servicio.

Entonces además de las obligaciones militares que siguen vigentes, los militares retirados, incursionan en otras actividades y en el mundo civil, los ejemplos son muchos y este espacio no es suficiente para referirlos a todos, pero podemos nombrar algunos ejemplos como al General Brigadier David Moreno Cruz como catedrático e historiador, al General de División Eduardo Emilio Zárate Landero como director general de la Revista “Armas”, al General de División Fausto Manuel Zamorano Esparza como legislador, al General de División Jens Pedro Lohmann Iturburu como director general de Birmex y a los también Divisionarios José Domingo Ramírez Garrido Abreu y Gastón Menchaca Arias, quienes han ejercido la titularidad de seguridad pública en la Ciudad de México y Morelos respectivamente, entre tantos otros.

En suma, hoy ver desfilar al Contingente Montado de Generales Retirados, no solo es una expresión de la rica tradición militar mexicana, ejemplo y orgullo para quienes aún están sirviendo en la filas del Ejército Mexicano, sino sobre todo, refrenda que los militares en la honrosa situación de retiro, no solo son siempre leales sino también siempre activos.

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