En opinión de Jesús Michel Narváez
Sobrerrepresentación y …
Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Dos asuntos que llenan espacios periodísticos y que ponen en un brete al Instituto Federal Electoral, por una parte y, la preocupación de la relatora especial en la sobre la independencia de los magistrados y abogados de la ONU.
En el primero, la consejera presidenta del INE Guadalupe Taddei Zavala, parece decidida a darle manga ancha a Morena y aliados en la asignación de diputados plurinominales.
La Constitución en su artículo 54 establece que los diputados pluris serán asignados conforme a la votación que hayan recibido durante las elecciones. Y precisa que deberán haber presentado candidatos propios en cuando menos 200 distritos electorales. Este supuesto no fue cumplido por los partidos de la coalición oficialista, si bien en algunos distritos los tres partidos presentaron candidatos unitarios.
A nadie más que a Morena y aliados y, por supuesto, al jefe de la banda… presidencial, queda claro cómo debe interpretarse la constitución. La dirigencia nacional y la secretaria de Gobernación, ya hicieron el reparto según sus números y dejan de lado el texto constitucional, replicado en la Legipe.
Al resto de los dirigentes y participantes, además de juristas y constitucionalistas, solamente advierten un tema: el abuso de poder y la sumisión del INE ante las exigencias gubernamentales.
Rubén Moreira, coordinador de los diputados tricolores, afirma a este espacio que la batalla se dará aunque en estos momentos Morena y aliados, por tener mayoría en las comisiones correspondientes, aprobarán los dictámenes de las iniciativas presentadas por el huésped temporal de Palacio Nacional el pasado 5 de febrero y, garantiza que las oposiciones están unidas para presentar las acciones de inconstitucionalidad y, en última instancia, recurrir a la Corte Internacional de Justicia además de otras instancias globales.
No es fácil de digerir el regreso al “partido único” que, equivocadamente, habíamos desechado por la fuerza de los votos.
Sin embargo, son los votos, sí, los votos los que tienen a la orilla del despeñadero el futuro del país.
En el asunto de la reforma judicial, llama poderosamente la diplomática redacción de la carta enviada por Margaret Satterthwaite, en la que expone la preocupación por los caminos hasta ahora recorridos por el gobierno federal para romper el esquema del Poder Judicial de la Federación.
En uno de los párrafos dice: Me encuentro especialmente preocupada por el contexto en el que se están llevando a cabo estas propuestas de reforma, dada la alegada intimidación de jueces y los reportes de interferencias en la independencia judicial a través de ataques verbales, que incluyen amenazas, por parte de los poderes ejecutivo y legislativo en contra de ciertos jueces, en las cuales se ha expresado desacuerdo con las decisiones adoptadas por dichos jueces”.
En otro párrafo señala: “El derecho internacional no requiere un procedimiento específico de nombramiento. Aun así, este exige que cualquier procedimiento de nombramiento garantice la independencia judicial, tanto institucional como individual, así como la imparcialidad subjetiva y objetiva”.
Se queda corta al referirse a los ataques verbales y amenazas directas en contra de jueces, por la agresión pasó a ser acusación sin presentar una sola prueba. El huésped temporal siempre las exige y cuando se le presentan las desecha por ser fabricadas por sus adversarios, los conservadores..
Como se le quiera mirar, el fondo de la reforma es más claro que el agua purificada y santificada: es derribar el muro de contención al abuso de poder del Ejecutivo Federal.
Lo políticamente correcto, es que su una institución exhibe fallas, corregirlas mediante la Ley. Lo incorrecto es destruirla por una decisión de venganza personal.
Este mes será el arranque que llevará al país a convertirse en uno más en el que la concentración de poder se impone a la legalidad.
Los diputados de Morena y aliados, aprobarán los dictámenes con la seguridad de que en la próxima legislatura contarán con mayoría calificada gracias a la corta visión de la consejera presidenta del INE y algunos de sus pares en el Consejo General.
Ignoran intencionalmente que en las reformas propuestas está la electoral y que de aprobarse miles de empleados de carrera y decenas de consejeros quedarán si empleo y, lo peor, con los añicos que quedarán, será imposible que la democracia sobreviva.
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