En opinión de Ricardo del Muro
Último informe de AMLO entre aplausos y protestas callejeras
El presidente Andrés Manuel López Obrador presentó su sexto y último informe de gobierno, el domingo primero septiembre, ante una multitud de funcionarios, políticos y simpatizantes morenistas que llenaron el Zócalo de la Ciudad de México, mientras que en el Paseo de la Reforma se realizó una multitudinaria marcha de protesta contra la iniciativa de reforma Judicial.
López Obrador llegó al final de su sexenio (2018 – 2024) con 73% de aprobación ciudadana, según la encuesta de El Universal. Esto significa cuatro puntos porcentuales más que en la anterior encuesta de este medio, hecha en mayo de 2024 antes de las elecciones presidenciales en las que su sucesora, Claudia Sheinbaum, logró casi 60% de la votación, además de que obtuvo la mayoría casi absoluta en el Congreso.
Ha sido un sexenio controvertido que polarizó a la sociedad mexicana. Tras las elecciones, se hizo evidente la aguda crisis de los partidos políticos tradicionales (PRI, PAN y PRD) que están en peligro de desaparecer, pero también hay muchos mexicanos que, sin ser militantes de un grupo político, están inconformes con los resultados del gobierno saliente, principalmente en seguridad y salud.
El evento del domingo en el Zócalo fue para celebrar el triunfo del proyecto de López Obrador que se prepara para iniciar el próximo primero de octubre, con la presidenta Claudia Sheinbaum, la construcción del segundo piso de la Cuarta Transformación. Sin embargo, el día del último Informe de López Obrador también fue de protestas contra la reforma judicial, que se realizaron en la Ciudad de México y varias capitales del resto del país.
Dos días antes, el 30 de agosto, López Obrador inauguró el Parque Ecológico Lago de Texcoco, en 14 mil hectáreas con una inversión de más de 4 mil 500 millones de peso, en el lugar donde se suspendió la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México que significó uno de los primeros enfrentamientos del gobierno morenista con la oposición.
El domingo, al finalizar su informe, López Obrador expresó: “Estoy por terminar mi mandato, y quiero confesar en la principal plaza pública de México, en este Zócalo donde tantas veces nos manifestamos. En primer término, nada me hace más feliz que haber logrado con el apoyo de muchos reducir la pobreza. Me voy tranquilo porque a quien entregaré la banda presidencial es una mujer experimentada, honesta y sobre todo de buenos sentimientos, de buen corazón, afín de los principios de nuestro movimiento de transformación, y auténtica defensora de la soberanía: Claudia Sheinbaum”.
El presidente, en su conferencia mañanera del viernes, había señalado que su último informe sería extenso. “Voy a tardar, de una vez lo adelantó, porque es bastante”, dijo. El mensaje del domingo duró dos horas. En la plaza del Zócalo se colocaron 25 mil sillas para los invitados.
López Obrador afirmó en su informe que pese a las calumnias, “jamás perseguimos, censuramos o reprimimos a nadie. Es un timbre de orgullo que se puede mejorar con el apoyo del pueblo, aunque se tenga en contra a poderes oligárquicos o medios de información o manipulación”.
Un informe donde no hubo la más mínima autocrítica. En lo referente a la seguridad – que representa el principal déficit de este gobierno -, López Obrador aseguró que han bajado los delitos en México, además de que se ha mantenido un promedio de mil 200 detenciones diarias, y la destrucción de hectáreas de mariguana y laboratorios de drogas sintéticas. El decomiso de armas continúa y se ha impulsado una serie de campañas contra el consumo de drogas.
“De ahí la necesidad de mantenernos unidos como familias – dijo-, porque cómo se explican que nosotros no tenemos lo que lamentablemente padecen nuestros vecinos (Estados Unidos) que por el consumo de fentanilo pierden la vida 100 mil jóvenes cada año. Nosotros no tenemos esa adicción por nuestras culturas, por nuestras costumbres y tradiciones y por la integración de las familias”.
Dijo que cuando aumenta el consumo ya es difícil atender la violencia, de ahí la importancia de atender las causas. “¿Qué no tiene que ver con el abandono a los jóvenes? ¿Solo se va a resolver con la detención de capos del narcotráfico? Si hay consumidores van a inventar otra sustancia igual o peor, porque ahí está la demanda. Eso nosotros tenemos que cuidarlo mucho”.
En ese sentido, López Obrador afirmó que la percepción de inseguridad actualmente es de las más bajas en los últimos años. Aseguró que actualmente no se tortura, no hay masacres ni desapariciones, no se violan los derechos humanos y no hay narcoestado. Además, la Guardia Nacional opera en casi todo el país.
Un último informe donde López Obrador hizo un repaso de los logros de su gobierno, destacando los programas sociales, la generación de más de 2 millones de empleos formales y el incremento al salario promedio que en 2018 era de 352 pesos diarios y hoy es de 587 pesos.
El crecimiento de la deuda pública, afirmó, ha sido menor que con Calderón y con Peña Nieto. Dijo que ha crecido 4.9 por ciento en lo que va del sexenio, y se estima que cierre este año en 6 por ciento.
Además de este recuento, López Obrador aprovechó el evento del Zócalo para realizar una simbólica votación sobre la reforma del Poder Judicial, contemplada en el paquete de 20 iniciativas planteadas al Congreso del “plan C”, con las que, dijo, buscan recuperar el “sentido popular” de la Constitución de 1917. RDM