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¿Y la educación de los niños refugiados y migrantes? / En opinión de Simón Vargas Aguilar

In principio erat Verbum©

Simón Vargas Aguilar©*

“Quien salva una vida, salva al mundo entero.”

Talmud

Ha sido sorprendente la manera en la que las migraciones forzadas nos han demostrado que, aunque de forma periódica se habla de empatía, solidaridad y comprensión, son conceptos de los cuáles pareciera nos hemos alejado como sociedad; y es que al menos en nuestro país se ha hecho mucho más constante observar asentamientos de migrantes con casas improvisadas de diversos materiales, niños sentados en las banquetas jugando distraídos y padres con la mirada pérdida invadidos de desesperación y miedo ante un futuro al que se vieron obligados a buscar fuera de su país, lejos de su hogar y sus seres queridos.

Una salida abrupta ya representa en sí un sinfín de riesgos, muchos huyen de las amenazas del crimen organizado, de conflictos armados, de los desoladores efectos de la pobreza o de las demoledoras consecuencias de los sucesos meteorológicos; es cierto que el fenómeno migratorio tiene distintos ángulos y es inevitable que las preguntas surjan: ¿cómo garantizar la seguridad de las caravanas migratorias?, ¿dónde quedan los sistemas de salud? ¿por qué deberíamos ayudar?, ¿qué pasa con la educación de los millones de niños que viajan con sus padres? Y por supuesto, ¿cuáles son las acciones para el presente y el futuro? Porque, aunque no se quiera admitir el número de refugiados continuará aumentando.

Muchos son los cuestionamientos que se plantean, sin embargo, la educación de las niñas, niños y adolescentes aparentemente es un tema poco abordado, pero que repercutirá en no pocos años al desarrollo y crecimiento de los países de origen y destino. 

Desafortunadamente, la preocupación por la educación ha sido poca, de acuerdo con datos del Informe Liberar el potencial: el derecho a la educación y a las oportunidades más de la mitad de los 14.8 millones de niñas y niños refugiados en edad escolar alrededor del mundo no están recibiendo educación formal.

El análisis expone que, al cierre de 2022, el número de niñas y niños refugiados en edad escolar aumentó casi un 50% en comparación con el año anterior; este incremento se debe, sobre todo, a la invasión de Ucrania, por lo que los efectos del conflicto entre el grupo terrorista Hamás e Israel también impactarán en las cifras.

El título del documento de este año pone de manifiesto la importancia de generar las oportunidades a las generaciones que nos sucederán, y es que muchas de las mentes más brillantes han sido refugiados, sin educación hubiéramos perdido los avances científicos de Albert Einstein, la creatividad de escritores como Isabel Allende o Milán Kundera, la profundidad en sus reflexiones de la filósofa Hannah Arendt o la veracidad y valentía del corresponsal de guerra y fotógrafo Robert Capa, solo por mencionar a algunos.

Afortunadamente siempre hay quien mantiene la llama de la educación encendida, por ejemplo, en nuestro país, docentes de ciudades del sur son sensibles a la situación de miles de niños y adolescentes y han buscado a través de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados que continúen sus estudios mientras sus procesos de asilo siguen su curso, además de que consideran que convivir con los niños de diferentes nacionalidades permite fortalecer el aprendizaje e intercambiar conocimientos sobre culturas y ser más empáticos con respecto al prójimo.

El tema es extenso por lo que lo abordaré bajo otras perspectivas y con nuevos cuestionamientos posteriormente, sin embargo, espero que los esfuerzos y las acciones continúen abriéndose paso y que mantengamos la esperanza puesta en la educación.

*Consultor en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación. 

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