En Opinión De...

   En opinión de Alberto Montoya  
 El grito del narco en Sinaloa; Zedillo, contra la reforma  

El grito de Independencia que Rubén Rocha Moya dio ante una plaza vacía por la falta de garantías para hacerlo con asistentes es la síntesis del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que ya terminó.

 Seis años perdidos en materia de combate al narcotráfico y al crimen organizado, porque para el tabasqueño resentido y acomplejado lo importante fue regalar dinero para mantener al pueblo bueno y sabio contento, aunque en su colonia, en su barrio, en su municipio o en su estado fuese y sea imposible dar un paso sin la autorización de los malandros.

  La guerra de cárteles entre Ismael El Mayo Zambada y Joaquín El Chapo Guzmán Loera a raíz de la traición al capo de capos del hijo de este último, Joaquín Guzmán López, suma al cierre de la primera quincena de septiembre 36 ejecutados, más los que se acumulen.

 Sinaloa no tiene gobierno, no tiene ley más que la del narcotráfico.

  El gobernador, señalado por El Mayo Zambada, detenido en Nuevo México, a unos pasos de Texas, en Estados Unidos y actualmente procesado en una Corte de Nueva York, dijo en una carta-confesión que fue traicionado y puesto, como se dice en el argot criminal, por el hijo de su compadre, El Chapo Guzmán, al convocarlo a una reunión para mediar entre Rubén Rocha Moya y Héctor Melesio Cuén Ojeda, ambos ex rectores de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).

  Y que Rocha Moya, quien ha dicho en diversas ocasiones, que hoy niega, que en Sinaloa no se hace nada si el narco no lo autoriza, estaba en esa reunión, en la que fue asesinado Cuén Ojeda.

  Ese funcionario se vio obligado a encabezar la ceremonia del grito ante una plaza vacía, lo que no sucedía desde 2010, cuando Ciudad Juárez, Chihuahua era la urbe más peligrosa del mundo, dominada por el narcotráfico.

  Igual que hoy, que catorce años después.

 No conforme con lo citado, el gobernador emanado de las filas de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), mencionó a López Obrador en su arenga.

  ¡Vaya sinvergüenza!

 Mientras, las calles en llamas y el (des)gobierno de Andrés Manuel llamando a que no se enfrenten, porque la violencia no lleva a nada.

  Ridículo y cobarde.

 Como le dije al principio de la columna, esa plaza vacía es fiel reflejo de lo que es el gobierno del señor que ya se va a La Chingada, a partir de enero de 2024, ha sido: 200 mil ejecutados, porque los delincuentes no fueron enfrentados ya que “violencia genera más violencia”.

 López Obrador ha sido señalado de tener nexos co El Chapo Guzmán, lo que se fortaleció con el saludo de mano a la madre del narcotraficante, María Consuelo Loera Pérez, cuando no dejó que se bajara de la camioneta y estrechó su mano.

  Ese es el gobierno de los 200 mil ejecutados, del grito ahogado en Sinaloa y de la negligencia en el combate al crimen.

Vámonos: Les dolió la crítica de Ernesto Zedillo a la mal hecha e improvisada reforma judicial.

 or eso la respuesta en nado sincronizado de los paleros de la 4T, que cohabitan en X, TikTok, Instagram y anexas.

alberto.montoya@diahabil.com.mx  @albermontmex

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