En opinión de Víctor Roccas
La era de la información…

Primera parte

-Victor Roccas.

“… Los científicos son unos genios y a su vez figuras ridículas, son capaces de resolver los grandes misterios de la humanidad, el mundo y el espacio, encontrar soluciones a nuestros problemas mundanos y ver el entorno desde otra perspectiva, y aún así, siempre están atados de pies y manos cuando se trata de tomar decisiones y acciones respecto a esos mismos temas, siendo los políticos, millonarios y empresarios los que se aprovechan y abusan de su capacidad, esto sucede desde hace cientos de años, específicamente, desde que la ciencia se alejó de la filosofía.”

-Kathina F. F.

Si algo me apasiona, disfruto y me llena de regocijo es escribir y conversar, discutir, tomar un enunciado o argumento y diseccionarlo, observarlo desde todo ángulo posible, buscar primero su debilidad y luego su fortaleza para entender su valor, escribir y hablar sobre lo que acontece ante mi, me emociona y propicia un ejercicio cada día más ausente para la mayoría, la crítica, no importa si es buena o mala, la crítica es ponderación, es información para evaluar, quienes dicen que únicamente las críticas buenas sirven para mejorar o que la crítica debe ser constructiva son unos completos imbéciles y quienes aseveran que si no hay nada bueno que decir u opinar es mejor callar, son unos pendejos magistrales pues ¿Cómo sabríamos quienes son realmente pendejos si no?

Todos, absolutamente todos resultaríamos ser gloriosos representantes de la bonhomía, de la honradez y la verdad. Por ello intentaré desarrollar un tema que me apetece interesante, y aún cuando mi primera intención es no aburrir a alguien, prefiero disfrutar lo que escribo y que esa sensación sea irradiada a usted, estimado lector al acompañarme.

Hasta donde la ciencia ha develado en este nuestro mundo hace ya 3 mil quinientos millones de años, una nueva variedad de objeto o forma apareció, su origen es aún controvertido y discutido, algunos sostienen la tesis de un cometa que le depositó en la tierra a su paso, otros hablan de complejos e innumerables fenómenos bioquímicos que en alguna combinación, indescifrable aún, dieron pie a la vida, igualmente podrían ser ambas teorías complementarias.

Fue así que para la ciencia la vida emergió sorpresivamente, una célula o un llamado ser unicelular (y ruego tolerancia pues el concepto de ser no es aplicable aquí y debiera usar el término “ente” pues el “ser” depende de la conciencia misma del “ser”, Martin Heidegger, 1975) principió su extraordinaria epopeya de vida en este planeta.

Así la existencia de esta nueva forma o ente requirió a través de miles de millones de años del fenómeno de la adaptación, formas unicelulares que con el tiempo y muy lentamente se desarrollaron/evolucionaron en formas pluricelulares, lo cual les permitió incorporarse a nuevos, diferentes, más complejos hábitats.

Todo esto es ampliamente conocido y divulgado, aún cuando las doctrinas se han encargado de desprestigiar incluso desaparecer este conocimiento e información, la evolución de todo ser/ente o forma de vida mediante la adaptación a sus entornos es la base de la teoría de Darwin que hasta hoy nadie con uso de razón y libertad de pensamiento puede negar.

Todo lo anterior me lleva a considerar que cada individuo por primitivo que sea se adapta y eventualmente se extiende hacia nuevos entornos a veces más confortables pero en su mayoría más desafiantes con lo cual la capacidad de adaptación genera nueva información, esos individuos además de adaptarse anatómicamente, biológicamente, químicamente también lo hacen intelectualmente y aún cuando el intelecto sea muy básico este existe e igualmente debe desarrollarse ya sea como instinto o como la capacidad de aprendizaje primitiva para manejar la nueva información de todo aquello que le rodea.

Entonces afirmo; el desarrollo/evolución de cada individuo a su entorno se acompaña de cambios fisiológicos, bioquímicos, mecánicos y de un reconocimiento intelectivo del ambiente del cual se recibe información constante, los seres humanos han alcanzado la cúspide de la evolución intelectiva no solo al reconocer su ámbito sino al ser capaces de unificar un considerable razonamiento de posición y situación dentro de su propio espacio, la llamada consciencia es así la mayor muestra de la evolución de un ser intelectivo, por ello existen algunas especies que han logrado grados de consciencia propia como los cetáceos, paquidermos, simios, cánidos, felinos, cefalópodos, etc, y entre ellos somos, los seres humanos, quienes destacamos en este renglón evolutivo.

Nuestra consciencia del entorno y sobre todo nuestra muy avanzada capacidad de consciencia propia posibilitó la también extraordinaria aptitud para reunir información, almacenarla y transmitirla entre nuestra misma especie a través del tiempo y generaciones. Fue en aquellos momentos en donde razonamiento, consciencia e información debieron conjuntarse en algo tan proverbial como el pensamiento humano, pues al final el pensamiento resulta la piedra angular de toda información reunida durante el reconocimiento del medio al cual se ha adaptado, la consciencia que por razonamiento se alimenta de información, todo aquello suscitó un pensamiento que despegó exponencialmente la adaptabilidad del ser humano a su entorno, el pensamiento era ya la herramienta más extraordinaria de la evolución natural.

De lo anterior llegamos a lo que hoy reconocemos como la filosofía, la oriental más inclinada al pensamiento de la consciencia propia, lo interno, metafísica, espiritualidad y la de occidente mucho más dedicada a la conciencia del hombre en cuanto a su interacción física con lo que le rodea, disciplina de pensamiento que en la antigua Grecia originó la filosofía clásica punto cúspide del pensamiento humano que intentaba encontrar no solo las claves del pensamiento mismo sino comprender la información hasta aquellos días ya conocida, la información de civilizaciones enteras que reunían a los más importantes y capaces pensadores/ filósofos de la época ante todo acontecimiento conocido.

Una época extraordinaria para el ser humano, el pensamiento intentaba con gran éxito cubrir y entender toda información recabada, todo aquello evidente generó más información pero siempre llevando el pensamiento a la delantera de la información. Así los filósofos establecieron lo que hoy se conoce como la disciplina reina del pensamiento, tanto así que actualmente procuramos entender y sacar provecho del pensamiento filosófico helenístico de seres humanos superdotados que descifraron información no solo del pasado sino del presente y futuro.

El pensamiento a través de la filosofía se convertía así en la premisa de toda información, no existía fenómeno natural, físico, metafísico o acto humano que evadiera el tamiz del pensamiento filosófico. De esa manera se garantizaba la información era siempre relevante e importante…

La cuestión aquí resulta ser que aquella información con la cual contaban los grandes filósofos en su mayoría era información valiosa, trascendental, información que ostentaba valor intrínseco cultural, social, natural e incluso metafísico. Toda aquella información era sujeta a escrutinio del pensamiento y no de cualquier pensamiento sino de, insisto, portentos del pensamiento como los filósofos presocráticos; Tales de Mileto, Empédocles, Anaximandro, Jenófanes, Parménides, Heráclito, Pitágoras, Leucipo, Demócrito, Anaxagoras y seguramente otros cientos cuyos desarrollos filosóficos se perdieron en la bruma del tiempo.

Pero aún así la importancia por el pensamiento dio pie a los más afamados filósofos que iniciaron su grandioso periplo de pensamiento trascendental con Sócrates, Platón y Aristóteles, incluyendo a Diógenes, Earatóstenes y tantos, tantos otros que aún en un pasado reciente han cultivado el arte del pensamiento; Spinoza, Descartes, Kant, Hobbes, Jean-Jaques Rousseau, Hegel, Schopenhauer, Nietzsche, Marx, Bertrand Russell y más que temo no mencionar pues lograron la resurrección moderna pero insuficiente ante el nuevo azote de la humanidad, la información desbordada y sin control, en parte iniciada por la era de la ciencia moderna que irónicamente despreció a la filosofía.

Esto me lleva a pensar, a deducir que en la actualidad la información ha rebasado con mucho al pensamiento, existe tanta información que es ya imposible clasificarla, determinar su utilidad es francamente imposible, la información nos ahoga, nos embrutece, no es secreto que hemos alcanzado la era de la mayor cantidad de información imaginada, y seguimos produciendo información, lamentablemente la mayor parte de esa información es basura, escoria, ruido que no superaría el más simple análisis del pensamiento para ser calificada de otra manera.

La información en parte es cada vez más técnica, más especializada, más compleja y críptica para los neófitos, información discrecional, y por otra parte la gran mayoría de la información es intrascendente, distante de la realidad, menos confiable, totalmente absurda, definitivamente información deformada e inútil.

A pocos interesa pensar, calificar y seleccionar la información actual, es más pocos tienen la capacidad para realizar un ejercicio de discernimiento propio y diseccionar información, a la mayoría de seres humanos incluso les es más cómodo no solamente dejar a otros a cargo de tan difícil y agobiante proceso de pensamiento, hoy la “mayoría” incluso pide ser convencida del pensamiento ajeno, en el colmo de la ignorancia, orgullosos de su pereza, exigen ser convencidos de una razón que ellos no han ejercido y por tanto relevados de cualquier esfuerzo de pensamiento propio.

El ejemplo más contundente son los libros que se escriben actualmente, no se requiere un pensamiento propio, ni al menos pensamiento, únicamente es necesario plantar en palabras aquello de lo cuál la mayoría desea ser convencida sin necesidad de pensar y a veces ni al menos leer, los reales retos a la razón ya no existen pues ya no hay pensamiento libre, autores que escriben 30 libros que no aventuran un mínimo ejercicio de reflexión y “calistenia mental”, tan sólo ser la justificación de la sinrazón colectiva, autores “famosos” que escriben para cultivar la atrofia del pensamiento, aquella que dicta la popularidad moderna, la de las masas, la de la mayoría y su estúpida opinión pública, colectiva.

Tal es esa mayoría que ha renunciado al pensamiento libre, propio, a la voluntad que se genera desde la consciencia individual y la social, esa mayoría que además oprime, traiciona, aterroriza, tortura y embrutece a su mismo rebaño, esa mayoría que discrimina, segrega, insulta a todo aquel que no comulga con la ignorancia y la estupidez voluntaria.

Al final querido y sufrido lector, si para mi suerte como escribidor, usted ha llegado a esta parte final de mi escrito, permita decirle que al menos no pertenecemos a la mayoría, al llegar a leer estas líneas finales se confirma que usted como yo continuamos, con voluntad propia, buscando información para entender mediante el pensamiento y consciencia lo que somos y cual es nuestra posición en este mundo en el cual no estamos ya evolucionando ni desarrollándonos, un entorno de exceso de información y de carencia de pensamiento.

Usted estimado lector, como yo, no busca quién le convenza, ambos buscamos convencernos a nosotros mismos con razonamiento como herramienta, esa es la finalidad de la libertad de pensamiento.

-V. Roccas.

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