En opinión de Jesús Michel Narváez
Y los quiere de jueces…
Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
En el marco de la defensa de su iniciativa de reforma al poder judicial, el 9 de julio durante el show de los monólogos matinales, surgió un “añadido” al contenido de la propuesta: que los jóvenes estudiantes de derecho, al terminar sus carreras, participen en las elecciones para jueves, magistrados y ministros de la Corte.
“Yo sostengo que cuando los abogados egresan de las facultades, de las escuelas de Derecho, vienen con mucha ilusión de aplicar la ley sin distingos, no están maleados y eso es una renovación” … además, estudian Derecho, y para ser juez, magistrado o ministro, lo que se requiere además de la profesión de abogado, pues es la honestidad, incorruptible y tener el deseo ferviente de impartir justicia. ¿Qué más?”, señaló.
Veinte días después y después de que los alumnos de la Facultad de Derecho se manifestaron en contra de la reforma citada, espetó:
“Hay manifestaciones de jóvenes de la escuela de Derecho de la UNAM y quiero decirles, quiero referirme a ellos, los que están estudiando leyes, porque tienen ellos maestros que, seguramente, les están diciendo que es injusto e ilegal llevar a cabo una reforma al Poder Judicial o antidemocrático, los están engañando”, argumentó.
De esta manera, el huésped temporal de Palacio Nacional abordó la marcha estudiantil en la que participaron miles de universitarios el miércoles, cuando marcharon desde la Facultad de Derecho hasta el Consejo de la Judicatura Federal (CJF) para denunciar que la reforma afectaría la carrera judicial y permitiría la intromisión de “intereses ajenos” en la justicia.
El presidente desestimó las críticas, al reafirmar que la ideología “neoliberal” ha permeado en la UNAM, cuyos estudiantes suelen movilizarse por causas de izquierdas.
“Lamento lo que ha sucedido también en el periodo neoliberal, cómo destruyeron mi alma mater.
Entonces, nada más para que los jóvenes tengan toda esta información: ¿Qué es lo que significa la reforma? Significa limpiar esa corrupción, que nunca más vuelvan a darse estos abusos y ya acabar con la hipocresía “, manifestó.
Después de las descalificaciones, platiqué con la estudiante de derecho y que cursa ya el noveno semestre en la Facultad de Derecho de la UNAM, Isabel Moreno y estableció con claridad que los jóvenes que estudian derecho conocen justamente sus derechos y los harán valer exponiendo sus inquietudes. “Sería incongruente que calláramos”.
Tiene toda la razón. Lo menos que un estudiante de derecho debe hacer es tomar a pie juntillas el artículo sexto constitucional y ejercer la libertad de expresión sin cortapisa alguna.
La incongruencia está del otro lado, sí, en Palacio Nacional, en donde como la Chimoltrufia, un día que los jóvenes se inscriban para las elecciones de jueces, ministros y magistrados, y otro, cuando reclaman sus derechos y exponen el riesgo de concentrar los poderes de la Unión en un solo hombre, los llama “engañados”.
Si un o unos profesores son capaces de engañar a sus alumnos, habría que admitir el enorme poder que ejercen sobre ellos. En la UNAM es algo poco menos que imposible. La pluralidad es manifiesta y, si se movilizan por millares para protestar por la reforma judicial en los términos que está redactada, es porque son congruentes.
En lo particular, me llamó poderosamente la atención de que el señor López se refiera a la UNAM como su “alma mater”. Porque la ha defenestrado, degradado y ha pretendido humillar a las autoridades universitarias que, por supuesto, no se han dejado.
Y, por supuesto, la expresión “(…) en la UNAM, cuyos estudiantes suelen movilizarse por causas de izquierdas”, ahora resulta que le irrita no encontrar apoyo a su reforma. ¿Será por qué no es de una mente de izquierda sino perversa?
La descalificación que hizo de los jóvenes, provocó la reacción inmediata y se anunció una nueva movilización en la que participarán no solamente estudiantes de la Facultad de Derecho sino de otras Facultades y de otras Universidades, privadas y públicas.
Es el resurgimiento de las voces de una juventud inquebrantable, piense en Marx o en Keynes y Smith; e n Fleming o Freud, entre otros personajes que afloran en las diversas carreras.
Y qué bueno que las voces juveniles, de aquellos y aquellas que estudian para servir a la sociedad y avanzar en sus vidas personales, sean sonoras y que nadie, con descalificaciones, las calle.
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